salud vaginal

SALUD VAGINAL

En la vagina, al igual que en otras partes del cuerpo (como la piel, la boca o el intestino) conviven una variedad de bacterias tanto benéficas, como bacterias potencialmente causantes de infecciones, en conjunto se denominan flora vaginal. En condiciones normales predominan las bacterias benéficas (lactobacilos) ya que estos microorganismos son necesarios para mantener un medio ambiente adecuado para evitar infecciones. Los lactobacilos se alimentan del glucógeno producido por las células vaginales y a su vez producen “ácido láctico” que permite mantener el equilibrio bacteriano mediante un ambiente ácido “saludable” ya que, gracias a la acidez vaginal, las bacterias “malas” no crecen y por lo tanto no causan inflamación o infecciones en la vagina. Asimismo, este ambiente ácido disminuye el riesgo de adquirir algunas infecciones de transmisión sexual.

Causas de la resequedad vaginal[1]

La resequedad vaginal a menudo se presenta cuando el cuerpo deja de producir de manera suficiente una hormona femenina llamada estrógeno lo que da como resultado el adelgazamiento de sus paredes y disminución de su circulación sanguínea. Frecuentemente es causa de malestares como: ardor y comezón vulvar y vaginal, falta de lubricación, malestar o dolor durante las relaciones sexuales e inclusive sangrado; ardor y/o sensación de querer orinar frecuentemente e incontinencia urinaria. También puede aumentar el riesgo de infecciones vaginales y de la vejiga.

Situaciones de desequilibrio de la flora vaginal[2][3]

Existen algunos factores que ocasionan un desequilibrio de la flora y de la acidez natural de la vagina, dando lugar a inflamación o infecciones. Varios de estos factores están relacionados con hábitos y estilos de vida:

  • La menstruación
  • Menopausia
  • Uso de jabones sólidos o de barra
  • Ropa interior de nylon o lycra
  • Inicio de la actividad sexual
  • Promiscuidad sexual: cambios frecuentes de parejas sexuales
  • Sexo buco-genital
  • Uso incorrecto de tampones.
  • Uso de anticonceptivos orales o antibióticos.
  • Duchas vaginales frecuentes.
  • Aseo genital inadecuado o escaso.
  • Estrés

Restablecer la Salud Vaginal  [4][5][6]

El ácido láctico es una sustancia que produce nuestro organismo conjuntamente con la flora vaginal. El ácido láctico favorece un medio ácido que ayuda a que no se desarrollen bacterias causantes de inflamación o infecciones y permiten el desarrollo de bacterias benéficas (lactobacilos) que incluso actúan como una barrera física protectora.

Uno de los recursos para evitar el desarrollo de infecciones es mantener el pH ácido de la vagina que se logra gracias a niveles adecuados de ácido láctico;  permite la recuperación rápida del equilibrio de la flora vaginal favoreciendo el desarrollo de los lactobacilos propios de cada mujer.

Richter cuenta con soluciones para restablecer el equilibrio de la salud vaginal.

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[1] Romero P. Vulvovaginitis en niñas y adolescentes. Rev Chil Pedriatr 1999;70(3):242-7.

[2] Álvarez-Calatayud G. La microbiota vaginal en las diferentes etapas de la vida de la mujer. El Probiótico 2015. Internet. En línea, disponible en: https://www.elprobiotico.com/microbiota-vaginal-etapas-mujer Consultado el 29 de noviembre de 2017.

[3] Pinkerton JA, Santen RJ. Atrofia vaginal. Hormone Health Network 2017. Internet. En línea, disponible en: http://www.hormone.org/audiences/pacientes-y-cuidadores/preguntas-y-respuestas/2011/atrofia-vaginal Consultado el 7 de noviembre de 2017.

[4] Haya J, García A, López-Manzanara C, Balawi M, Haya L. Importance of lactic acid in maintaining vaginal health: a review of vaginitis and vaginosis etiopathogenic bases and a proposal for a new treatment. Open Journal of Obstetrics and Gynecology 2014;4(13):787-99.

[5] Sánchez-Hernández JA, Mayta-Baldivieso MJ, Rivera-Tapia JA. Alteraciones del pH vaginal asociado a lactobacilos o bacilo de Döderlein. Rev Latinoamer Patol Clin 2012;59(1):56-60.

[6] Witkin SS. The vaginal microbiome, vaginal anti-microbial defence mechanisms and the clinical challenge of reducing infection-related preterm birth. BJOG 2015;122(2):213-8.

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